Si me hubieras dicho hace unos años que mi garaje se convertiría en un verdadero museo rodante, me habría reído en tu cara. Descúbrelo ahora cómo transformé hobby en colección.
Porque, para ser sincero, nunca me imaginé coleccionando autos clásicos. Yo solo era un tipo al que le gustaban los fierros viejos, el olor a gasolina y el sonido de un buen V8 rugiendo en la madrugada.
Pero aquí estoy. Con una colección que más de un aficionado envidiaría y con historias de sobra para contar en una mesa de bar.
Todo empezó con un desastre…
La primera vez que compré un clásico, lo hice con más emoción que cabeza.
Vi un Mustang Fastback del ‘67 en un anuncio de periódico y me enamoré de inmediato. Era negro, con esas líneas agresivas que hacen que cualquiera se detenga a mirarlo.
Llamé al dueño, quedamos en vernos y en menos de una hora ya estaba con el dinero en la mano.
Sin revisar nada. Sin hacer preguntas. Y sin pensarlo dos veces.
Cuando lo encendí y lo saqué a la calle, me sentí el tipo más afortunado del mundo. Hasta que… a los 10 minutos empezó a humear como si estuviera en llamas.
Sí, me había comprado un problema con ruedas.
El motor estaba destrozado, la caja hacía ruidos de ultratumba y el óxido se comía los bajos.
Fue una lección cara, pero necesaria. Ese día aprendí que, en este mundo, la pasión es importante, pero si no usas la cabeza, te vas a arruinar.
+Cómo elijo los autos que entran en mi colección
Del error a la estrategia
Después de ese golpe al bolsillo (y al orgullo), decidí que no podía seguir así.
Si realmente quería armar una colección de clásicos, tenía que aprender cómo hacerlo bien.
Así que me metí de lleno en el mundo de los restauradores, los mecánicos y los viejos lobos de los autos antiguos.
Hablé con todo el que tenía experiencia, aprendí sobre modelos, años, piezas y restauraciones. Descubrí que los mejores negocios no estaban en los anuncios, sino en los garajes polvorientos y en los contactos correctos.
Y lo más importante: empecé a comprar con estrategia, no solo con el corazón.
La regla de oro para construir una colección seria
Si hay algo que aprendí en este camino, es que hay tres tipos de compradores de autos clásicos:
- El entusiasta impulsivo: compra con el corazón, sin revisar nada, y termina gastando más en reparaciones que en la compra. (Sí, fui ese tipo al principio).
- El negociante frío: solo busca autos por inversión, sin amor por la historia o el legado del modelo.
- El coleccionista inteligente: combina la pasión con la estrategia. Compra bien, restaura con criterio y construye una colección con identidad.
Si quieres que tu hobby se convierta en algo grande, tienes que ser del tercer grupo.
Cómo pasé de un desastre a una colección respetable
Después de años de ensayo y error, logré armar una colección de la que realmente me siento orgulloso.
Y lo hice siguiendo tres principios clave:
1. Cada auto debe tener una historia
No colecciono por coleccionar. Cada máquina en mi garaje tiene un motivo para estar ahí.
Algunos tienen valor sentimental, otros representan una época dorada del automovilismo y otros simplemente fueron oportunidades que no podía dejar pasar.
Pero ninguno está ahí solo por estar.
2. Comprar con cabeza, restaurar con paciencia
El mercado de autos clásicos es un juego de ajedrez. Si no piensas bien cada movimiento, terminas perdiendo dinero y tiempo.
Antes de comprar, investigo a fondo. Hago inspecciones con expertos, reviso documentación y evalúo si vale la pena restaurar o no.
Porque aquí no se trata solo de comprar. Se trata de hacer que cada auto valga más con el tiempo.
3. Rodearte de la gente correcta
Este es un juego de contactos.
Los mejores autos no están en anuncios. Están en los garajes de tipos que llevan décadas acumulando fierros.
Conocer a los restauradores correctos, hacer amistad con mecánicos de confianza y tener acceso a piezas originales hace toda la diferencia entre un auto restaurado con amor y un Frankenstein sobre ruedas.
De hobby a pasión… y de pasión a legado
Hoy miro mi garaje y no solo veo autos. Veo historia.
Cada máquina tiene su carácter, su esencia y su pasado. Y lo mejor de todo es que cada una de ellas sigue viva, lista para rugir en cualquier momento.
Transformar un hobby en una colección respetable no es fácil. Pero cuando lo haces bien, cada auto que agregas es una victoria.
Y créeme… la sensación de arrancar un clásico que rescataste con tus propias manos no tiene precio.

Apasionado por los coches clásicos desde que tiene memoria, Javier Montoro ha dedicado su vida a la búsqueda, restauración y conservación de verdaderas joyas sobre ruedas. Con años de experiencia en la compra, restauración y mantenimiento de vehículos antiguos, comparte sus conocimientos, historias y aprendizajes en este blog.